Tuxpan, Veracruz | En esta tierra donde las calles guardan secretos y cada esquina es un escenario potencial de tragedia. En esta ocasión, tomó forma en un cruel acto de retroceso cuando una camioneta Ford F150, color vino, sin placas de circulación, se convirtió en el instrumento de dolor para una mujer de 70 años.
Los hechos ocurrieron en la calle Héroes del 47, esa vieja senda que ahora guarda el eco de lamentos en la colonia La Rivera, justo en la entrada al mercado municipal que sirve como testigo mudo de los dramas cotidianos.
Reyna N., una residente del Infonavit CROC, fue la víctima de este incidente, su cuerpo marcado por contusiones, y su destino llevándola al Centro Médico Tuxpan en busca de la redención de las heridas infligidas. Paramédicos del Centro de Atención Médica Delta fueron los ángeles terrenales que acudieron a su llamado, brindando auxilio en medio de la desesperación.
La ironía del destino tiene nombre y rostro: Zenón N., un hombre de 38 años, residente de la colonia Pozo 50 en Álamo, quien tomó las riendas de una camioneta desprovista de placas y, sin la debida precaución, transformó un acto rutinario de reversa en un episodio de horror.
La camioneta, cual bestia sin mirada, embistió a Reyna N., atrapándola en una danza cruel entre el metal y la carne. Los elementos de Tránsito Municipal, testigos silenciosos de la tragedia, no tardaron en asegurar al conductor y su vehículo, como la justicia mecánica que debía prevalecer en medio del caos.
La versión recopilada apunta a que Zenón N. realizaba maniobras en reversa, sumido en su propio universo de marcha atrás, ajeno a la presencia de la indefensa Reyna. El resultado fue un encuentro abrupto entre la realidad y el frío metal, con una víctima cayendo en las fauces de la maquinaria sin rostro.
Los esfuerzos de los paramédicos y la intervención de Tránsito Municipal ofrecen un atisbo de justicia, pero la pregunta persiste en el aire: ¿cómo una rutina cotidiana se convierte en el germen de una tragedia? La calle Héroes del 47 guarda silencio, pero sus grietas narran la historia de una batalla entre la vida y la maquinaria indiferente.
Zenón N. ahora carga con el peso de las consecuencias, y Reyna N. lucha en el hospital, envuelta en vendajes y esperanzas frágiles. En Tuxpan, donde las historias se entrelazan en las esquinas, esta crónica se suma a la colección de tragedias urbanas, un recordatorio de que la rutina puede tornarse en tragedia en un parpadeo.