PozaRica, Veracruz.— Una fuerte movilización policiaca estremeció la colonia Guadalupe Victoria (o Halliburton) la mañana de este miércoles. El epicentro de esta trama de incertidumbre y violencia: Alan “N”, exreportero, miembro de la Resistencia Veracruzana y trabajador petrolero de Petróleos Mexicanos (Pemex), cuyo destino ahora yace bajo un inquietante velo de misterio.Según versiones preliminares, Alan habría sido víctima de una privación ilegal de la libertad justo frente a su domicilio, aunque otras fuentes apuntan a una posible detención, pero esto no fue confirmado por ninguna autoridad.Eran las 7:30 de la mañana cuando Alan “N” llegaba a su hogar en motocicleta, tras cumplir su jornada laboral en Pemex. Fue entonces interceptado por hombres encapuchados y presuntamente armados, quienes descendieron de una camioneta gris. En un intento desesperado por salvarse, Alan corrió hacia un domicilio cercano, pero los agresores irrumpieron en el lugar y lo sacaron por la fuerza. La motocicleta quedó abandonada en la escena, un mudo testigo del horror.El operativo posterior incluyó la llegada de al menos siete patrullas con elementos de la Policía Municipal, Secretaría de Marina, Policía Ministerial y Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Sin embargo, más que ofrecer resultados o respuestas, el despliegue parecía destinado a montar un espectáculo que solo evidenció el descontrol institucional frente a la violencia que asfixia a Veracruz.Los vecinos, aterrorizados, observaron cómo las fuerzas de seguridad resguardaban la zona sin aclarar si Alan había sido detenido o secuestrado. El caso se suma a una lista negra de episodios de violencia e impunidad que, lejos de ser atendidos, se acumulan bajo la alfombra de la indiferencia gubernamental.Esta no es la primera vez que Alan enfrenta un ataque. En marzo de 2017 fue baleado en un incidente que se atribuyó a un error, según fuentes de la época. En aquel entonces, herido de gravedad, logró llegar por sus propios medios al hospital de Pemex, donde fue atendido. Su supervivencia de aquel atentado lo convirtió en símbolo de resistencia.El caso de Alan “N” no es un incidente aislado, sino un síntoma del estado fallido que impera en Veracruz. El operativo desplegado tras su desaparición, lejos de inspirar confianza, subraya la incapacidad de las instituciones para prevenir, esclarecer y combatir la violencia que devora al estado.Redacción Reportaje Veracruzano
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