✍️ Por: Bruno Meraz Vargas
🔥 Del corazón de Tantoyuca al estrellato nacional, una leyenda nacida para luchar… y morir de pie 🔥
Tantoyuca, Ver. – En los archivos dorados de la lucha libre mexicana hay nombres que brillaron con luz propia, pero también hay figuras como la de David “Apolo” Curiel, originario de Tantoyuca, Veracruz, cuyo legado quedó sepultado por el paso del tiempo, pese a haber tocado la gloria con las manos. Su vida fue corta, intensa, y terminó de forma trágica, pero su historia merece ser contada con orgullo.
Nacido el 29 de diciembre de 1937, David Curiel Meléndez pasó su infancia en Tantoyuca. Más tarde emigró a Xalapa, donde ingresó a la Normal Superior con la intención de convertirse en maestro. Pero su destino no estaba en las aulas, sino en los encordados.
Fue ahí donde conoció al luchador “Oso Blanco”, quien al ver su potencial, lo llevó con el legendario entrenador Heraclys Fernely, maestro de futuras estrellas. David comenzó a transformar su cuerpo y su mente, forjándose como luchador profesional mientras continuaba sus estudios.

💥 Debutó oficialmente en 1958, a los 20 años, en Jalapa frente a Porky García. Su carrera comenzó a despegar cuando derrotó a La Araña de Morelos en Cuernavaca, obteniendo el campeonato estatal welter en 1960. Ese mismo año, llegó a la Arena Coliseo de la Ciudad de México, donde se ganó el cariño del público como protagonista de los “martes populares”.
⚔️ Enfrentó a grandes leyendas como El Ángel Blanco, Dr. Wagner, El Nazi, Rizado Ruiz y Vick Amescua, este último le arrebató la cabellera, pero no el espíritu. Su rivalidad con “El Nazi” fue de las más comentadas de la época.
En septiembre de 1967, vivió su momento más alto al llegar a la final del Campeonato Mundial Medio, venciendo a luchadores de peso como Karloff Lagarde. Pero en la gran final, cayó frente a René Guajardo, cortando temporalmente su ascenso al campeonato.

Su última lucha en la capital fue el 12 de julio de 1968, haciendo pareja con el inmortal Huracán Ramírez contra Lagarde y Amescua, a quienes derrotaron en una batalla memorable.
🎭 Pero el destino tenía otro plan. Aquel mismo fin de semana, viajó a Guadalajara, y tras luchar al lado del español Manolo Pollman, acudieron a un centro nocturno donde se desató una discusión con agentes de tránsito. Uno de ellos intentó agredirlo, y al defenderse, Apolo firmó su sentencia. Al salir del lugar, fue emboscado y asesinado de un disparo a quemarropa. Tenía solo 30 años de edad.
⚰️ La noticia cimbró al mundo de la lucha libre. Apolo Curiel había muerto en la cúspide de su carrera, dejando un vacío enorme en el corazón de sus seguidores… y un silencio injusto en su natal Tantoyuca.
🏆 Hoy, a más de cinco décadas de su muerte, su nombre vuelve a sonar, no como una simple anécdota del pasado, sino como una leyenda que merece su lugar entre los grandes. Fue más que un luchador: fue un símbolo del esfuerzo veracruzano que llegó a las grandes arenas a base de disciplina, humildad y garra.
🥀 David “Apolo” Curiel no está olvidado. Vive en cada caída, en cada llave, en cada historia de los que luchan con el alma.

📌 ¡Honor y memoria eterna al ídolo huasteco que jamás bajó la guardia!